Escribe: Belén B., estudiante de Derecho

En medio de la guerra en Ucrania, la cual trajo aparejada una crisis energética en Europa y el mundo, son varios los países europeos que impulsan medidas drásticas en materia de energía, las cuales tienen consecuencias irreparables de daño ambiental.

En los últimos meses Francia avanza cada vez más en el establecimiento de una economía de guerra. En esta línea, en los próximos días se presentará un proyecto de ley frente al Consejo de Ministros que abordará el tópico de la soberanía energética. Dicho proyecto pretende darle al Estado poderes sin precedentes para explotar las infraestructuras gasísticas francesas ante una eventual crisis de suministro.

El proyecto de ley prevé el control de las centrales de gas y el llenado forzoso de las instalaciones de almacenamiento, a fin de acelerar la instalación de una terminal flotante de importación de GNL (gas natural licuado) en Le Havre y el reinicio de la central de carbón de Saint-Avold, que fue cerrada de forma definitiva en marzo de este año, pero que espera volver a operar a partir del 1 de octubre de 2022. 

De esta forma, Macron, quien dice ser un “amigo del ecologismo”, aumenta su apuesta por el carbón y el gas, pese a que emiten grandes cantidades de CO², porque considera que, de otra forma, el país se quedaría sin energía. Así, Francia se suma a Alemania, Austria, Polonia, Grecia e Italia, que en los últimos meses han vuelto a impulsar el uso del carbón, dejando de lado los compromisos asumidos en materia de emisiones de CO² en los últimos años.

Las decisiones que vienen tomando los gobiernos europeos en el último tiempo contradicen los propios acuerdos firmados y ponen de manifiesto, una vez más, que la crisis climática no será resuelta en el marco del sistema capitalista. Es necesario un cambio de fondo, por lo tanto, desde Ambiente en Lucha sostenemos que la disyuntiva es socialismo o catástrofe.