sábado, noviembre 23, 2024

DEBATES Y TEORÍA

Una huelga mundial para parar el fin del mundo

Escribe: Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha

1. Tan solo 1,1°

Llevamos al menos 1,1°, o tan solo 1,1°, y estamos viendo spoilers de lo que el fin del mundo tal como lo conocimos puede llegar a ser. 33 millones de afectades por inundaciones en Pakistán, con más de un millón de desplazades de sus hogares, son al mismo tiempo, una catástrofe del presente y un augurio de eventos generalizables en el futuro próximo. La imposibilidad de habitar el planeta en la forma en que lo ha hecho la humanidad en los últimos 10 o 12 mil años está a la vuelta de la esquina, en un abrir y cerrar de ojos en lo que a la historia de nuestra especie hace. Hacia 2030 un consenso científico tendiente a mayoritario estipula que estaríamos atravesando el punto límite del 1,5° de aumento de la temperatura global desde el comienzo de la era industrial, y al menos 3° más se estipulan hacia el 2100.

Poco y nada de la civilización que conocemos se sostendría en los parámetros de temperaturas que se desprenden de esos 3°, y estas predicciones se realizan sin contemplar plenamente los bucles de retroalimentación que se abrirían en el camino.

Inundaciones en Pakistán en Agosto de 2022

2. Del “green washing” al hundimiento lucrado

La inercia de los gobiernos del mundo, es tanto un acto de complicidad, como de reconocimiento de que el sistema capitalista no tiene otra respuesta ante su colapso que atravesarlo buscando la forma de, contra viento y marea (y sequías, e incendios e inundaciones), garantizar la reproducción de la ganancia empresarial. Esa actitud engloba tanto a quienes están a la espera de que el deshielo del Ártico devele pozos petroleros a ser explotados; como también, al sistema político mundial que ha definido calificar como “verde” al gas, y reabierto el uso masivo de carbón, mientras se estira la sobrevida del petróleo como sangre del cuerpo moribundo de la producción capitalista.

3. En el plano local

Pero también, la orientación de hundimiento lucrado, engloba a quienes como los gobernantes de la Argentina (peronistas y macristas por igual) afirman que el rol del país es aprovechar “el contexto geopólitico” para volver a entregar las venas abiertas de nuestros territorios al saqueo del fracking y la megaminería. El mismo extractivismo capitalista que fue la otra cara de la moneda de la “valorización financiera” que caracterizó al régimen de acumulación que impuso la última dictadura de la mano del genocidio (y que sostuvieron todos los gobiernos posteriores de la mano de las falsas promesas y la represión), es planteado ahora como salida “productivista” ante la crisis económica. Algo que se hace a pesar de que su saldo en cuanta provincia haya posado sus garras es la cristalización de la pobreza estructural, la devastación de la naturaleza, y con ella, de múltiples actividades productivas locales (turismo, agricultura, pesca artesanal, etc.).

Las petroleras en el Mar Argentino son una de las principales apuestas del extractivismo local

4. Anticapitalismo

El movimiento Fridays For Future estipuló dos ejes para las huelgas globales del 2022. Uno fue “People, Not Profit”, algo que fue traducido a nuestro idioma como “la gente, no las ganancias”, o “los pueblos, no las ganancias”, señalando así claramente que el motor de la catástrofe climática es la búsqueda de ganancias de la clase capitalista. El segundo eje, es el de “Loss and damage”, “pérdida y daños”, llamando a que sean los países del norte global quienes paguen los costos económicos de la estructural violencia que implican las emisiones de gases de efecto invernadero de sus multinacionales. Siendo que esto parte de la exigencia de la condonación de todas las deudas externas del sur global.

5. El Freno

En perspectiva histórica, hoy cada lucha en curso contra el extractivismo, contra el cese de la exploración y explotación petrolera, por el pase al uso de energías renovables, en defensa de la biodiversidad y del agua, etc., resulta clave porque, en primer lugar, protegiendo la vida, se mitiga y ralentiza el rumbo hacia la catástrofe total. Pero a su vez, esas peleas construyen el terreno y el tiempo en que construir alternativas políticas que se propongan ir a fondo y trascender el sistema capitalista, para poner la producción y los bienes comunes al servicio de las necesidades populares y bajo control y dirección de la clase trabajadora, las comunidades locales y la comunidad científica.

Convocatoria del 23/09/2022 en Italia

6. El terreno y el tiempo

Nueve de quince puntos límites climáticos globales están hoy activados, mientras efectos de retroalimentación del efecto invernadero amenazan como bombas nucleares a punto de ser detonadas. El surgimiento de eventos pandémicos fruto de la devastación de la biodiversidad, como el Covid-19, se hacen cada vez más frecuentes. Las olas de calor se reiteran cada vez más, o eventos como “la Niña” que está generando la sequía en parte de nuestro país, se prolongan. Las guerras por recursos energéticos y el armamiento de las potencias imperialistas se profundizan. Las crisis económicas se desatan con mayor cercanía en el tiempo, unas tras otras; así como enteramente fugaz es la autoridad de los gobiernos que circunstancialmente ganan elecciones en el marco de esta dinámica global. El rumbo a la catástrofe tiene una temporalidad que es de pura aceleración, no hay ante esa realidad, viabilidad alguna para un programa “gradualista”, “posibilista”, a ser pactado con el capital, ni transnacional ni local.

7. De la “huelga” a la Huelga

Es en este contexto, que no exageramos si decimos que el futuro del movimiento global contra el cambio climático, en buena medida, se encuentra posado en si logra pasar del “strike” estudiantil con movilizaciones “ciudadanas”, a la huelga obrera con acciones masivas que logren paralizar la producción capitalista y torcer el rumbo hoy fijado hacia el precipicio climático. Resulta estratégico pelear porque las rebeliones en curso y por venir contra los planes de ajuste o los tarifazos energéticos tengan entre sus banderas la problemática de la transición ecológica. Lo contrario sería pelear por pan para hoy y catástrofe climática mañana. 

En ese camino, hay que reivindicar cómo en Argentina, las movilizaciones contra el acuerdo del gobierno de Fernández y el FMI dieron lugar a un proceso inédito de unidad de acción entre organizaciones políticas, del movimiento obrero, de trabajadores desocupades, estudiantiles, de derechos humanos, y de la que también fue parte el movimiento socioambiental de la mano de la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones.

Masiva movilización contra el acuerdo con el FMI de la que participó la Coordinadora BFS

8. Un programa para la huelga: otra transición es posible

– El no pago de la deuda externa y la re-estatización de todos los bienes comunes privatizados durante los 90’, abrirían un camino opuesto por el vértice al del hundimiento lucrado al que nos impulsan el imperialismo y los gobiernos locales.

– El fin del enriquecimiento privado por sobre el derecho a la energía, la re-estatización de los procesos de generación y distribución de energía, es una medida elemental ante la crisis energética global, así como también la declaración como bienes estratégicos a los elementos que hoy están siendo saqueados para la transición energética de las potencias, y la prohibición del fracking y la megaminería.

Nacionalizar la banca y el comercio exterior permitirían frenar la fuga de riquezas y construir un sistema de financiamiento de la transición productiva a un régimen no contaminante, así como también daría herramientas para terminar con el flagelo de la dolarización inflacionaria del precio de los alimentos populares.

– Impulsar una reforma agraria que termine con el poder de la oligarquía sería el motor material del impulso masivo de la producción agroecológica y una declaración de guerra al poderío de Monsanto-Syngenta-Bioceres y compañía, con sus agrotóxicos.

– Pensar en la posibilidad de que, por primera vez en la historia de nuestro país, sean les trabajadores y el pueblo quienes gobiernen, junto a las organizaciones de izquierda y los movimientos de lucha como el socioambiental y sus organismos de coordinación, fundando formas democráticas de planificación de la producción basadas en procesos asamblearios de democracia directa, permite pensar en un poder que efectivamente pueda plantarse ante las represalías de los criminales de guerra de las multinacionales de los combustibles fósiles y el agronegocio.

– Pensar que transformaciones revolucionarias de estas características puedan transformarse en trincheras contra el capitalismo, extendiéndose a cada vez más países, construyendo la hermandad e intercambio solidario entre los pueblos, puede ayudarnos a entender que bajo ningún concepto estamos condenades a la extinción, ni a la muerte de millones.

Ningún dios ha decretado que estamos destinades a ser partícipes del colapso de un régimen decadente. Y si alguno lo hubiera hecho, más que nunca “tomar el cielo el por el asalto” tendría que seguir siendo el horizonte de nuestra militancia. Acaso desde allí estemos más cerca de lidiar con nuestros monumentales problemas atmosféricos.

Socialismo o catástrofe, y no otro, es el dilema de nuestro tiempo.

Huelga Mundial por el clima en Iruñea, País Vasco, 23/09/2022

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