Escribe: Gastón Rivero, Ambiente en Lucha – Izquierda Socialista Neuquén
El año comienza de la misma manera que terminó el 2022, con un derrame de petroleo sobre la cuenca neuquina. El “nuevo” incidente ocurrió el sábado 14 de enero en Rincon de los Sauces en un pozo de la zona de El Bagual operado por YPF.
La familia Salazar y otros vecinos y vecinas que utilizan la zona para realizar producción ganadera, denunció que no era la primera vez que se produce un hecho de estas características, ya que el año pasado hubo un derrame en el mismo lugar, por lo que de seguro el actual derrame se trataba de la rotura del arreglo anterior.
Esta claro que las empresas no operan para generar condiciones de producción seguras para el ambiente ni para sus trabajadores. Los vecinos relatan que la remediación que se hace ante estas eventualidades es “tapar todo con tierra”, a su vez, denuncian que hacía tiempo no se realizaban inspecciones y que los caños son viejos, por eso se rompen con asiduidad. No sólo el daño se provoca en el terreno, sino también que los vecinos cuentan que afecta la vida animal de la zona, ya que no tienen acceso a lugares de forrajeo, por lo que los animales terminan falleciendo.
La historia de nunca acabar
Apenas en noviembre hubo un derrame de 3 hectáreas en Bandurria Sur, misma zona donde en 2018 hubo un derrame mayor cuando un pozo estuvo fuera de control durante 36 horas. El crimen ambiental ocurrió el 19 de octubre de aquel año y afectó 80 hectáreas con lodos e hidrocarburos, las remediaciones del terreno tardaron mas de 8 meses y sin la seguridad de que ese trabajo haya subsanado realmente el daño realizado.
Para que se vea que este es el procedimiento estándar del Gobierno del MPN y de su Ministerio de Ambiente, vale la pena recordar también que en 2014 ante el derrame del Puesto Molina que afectó a 5 mil mts cuadrados, las autoridades salieron a declarar que no se iba a necesitar remediación ya que el crudo había “escurrido naturalmente”, ante el escándalo luego tuvieron que salir a catalogar la situación como “muy grave”, pero “controlada”. El 15 de septiembre de 2019 un pozo cercano al lago Los Barreales colapso, a causa de ello las llamas alcanzaron los 30 metros, luego de un mes y habiendo traído un equipo especializado de EEUU para estos casos, se pudo controlar el fuego. La contaminación de este hecho no se pudo establecer nunca, ni tampoco las autoridades dieron certeza sobre la posible contaminación del lago del que se abastecen Cutral Co y Plaza Huincul. El 22 de septiembre pasado, Neuquén fue noticia nacional por la muerte de 3 petroleros que trabajaban para una empresa de servicios petroleros en Plaza Huincul.
La fuga de Rincón es parte del aumento sostenido de incidentes que registra la provincial que ascendieron de 2,4 a 5,6 diarios entre 2015 y 2021, año en que sumaron 2049, con YPF a la cabeza como mayor responsable. Entre 2015 y marzo de 2022 se registraban 9242 incidentes en total. Las causas de esto están claras, mayor ritmo de producción, más fracturas por día, más cargas y tareas que recaen todas sobre una superexplotacion de los trabajadores y trabajadoras petroleras. Las empresas están habilitadas para trabajar así a partir de la adenda que firmó el Sindicato petrolero con Guillermo Pereyra (Senador por el MPN) a la cabeza en ese momento, y que hoy continua el nuevo Secretario General, Marcelo Rucci, que ha causado la muerte de 15 petroleros desde 2017 cuando empezó a aplicarse la adenda, a estos hay que sumar decenas de mutilados, quemados o con heridas graves producto de la actividad.
La vista gorda del Gobierno Nacional de Fernández y del provincial del MPN de Gutiérrez es tal que no tenemos cifras concretas de la totalidad de la contaminación. Los informes brindados parten desde las propias empresas, dejan por fuera aspectos como la contaminación de los pozos sumideros o los desastres ocurridos en los basureros petroleros, como el incendio en la planta de COMARSA de Añelo en enero de 2022. Las propias declaraciones de los incidentes son en muchas ocasiones ridículas, ya que las empresas denuncian incidentes con 0 km cuadrados afectados. Las multas, cuando ocurren, son irrisorias, por el derrame de Bandurria Sur, el mas grande en la historia de la cuenca neuquina, se le exigió el pago de 32,9 millones de pesos, para las empresas petroleras, menos que un vuelto.
La catástrofe es para los pueblos
Todo este desastre no nos debe tapar el objetivo final de las empresas y los gobiernos, realizar un saqueo planificado y constante de los recursos naturales de la zona, para beneficiar siempre a los pulpos internacionales, sean empresas como Chevron o Pan American Energy, o el FMI que recibe mensualmente los pagos por parte del Gobierno Nacional. Mientras tanto la realidad de los habitantes de todo Neuquén es penosa. 37,2% de pobres, la cifra más alta en toda la Patagonia, costos de vida por las nubes, la imposibilidad de acceder a una salud publica de calidad, escuelas que explotan, ciudades al lado de Vaca Muerta sin gas ni agua potable, el pueblo mapuche contaminado y expulsado de sus territorios ancestrales, la contaminación de los cursos de agua y sismos constantes en las poblaciones aledañas como Sauzal Bonito.
Es de suma importancia dar estos debates, justo ahora que el Gobierno de Fernández vuelve a ir a la carga por la aprobación de las petroleras en el Mar Argentino. Que no solo están cuestionadas por su viabilidad y su enorme riesgo de producir contaminación, sino que también debemos ponernos a pensar que si ocurren mas de 9000 incidentes en 7 años en tierra, falsificados en muchos casos, sin apercibimientos por parte del Gobierno y generando una gran cantidad de muertos y heridos, que va a pasar en el mar, donde las inspecciones siquiera se van a realizar y las empresas van a gozar con mayor impunidad de la que tienen en Vaca Muerta.
Es necesario más que nunca replantear un sistema energético diferente, que corte de raíz con el lucro capitalista y sea pensado por y para la población que habita el territorio y que trabaja en él, que será en primera y ultima instancia los que sufrirán las consecuencias del saqueo y la contaminación. Esa transición energética no puede ir de la mano de los contaminadores, sino que la tenemos que realizar en las calles, organizados y luchando, para eso ponemos a disposición Ambiente en Lucha, una herramienta para ese cambio.