Escribe: Emanuel Miliavaca, miembro de la Asamblea en defensa de la duna y el agua
La comunidad de Mar Azul, al sur del partido de Villa Gesell, se organiza para rechazar un megaproyecto inmobiliario que según entienden, viola normativa ambiental, se intenta construir en zona protegida y pone en serio riesgo el acuífero de agua dulce.
Ya entrado el verano pasado, vecinas y vecinos preocupades por la apertura de una oficina de ventas y grotesco cartel que anunciaba la llegada al pueblo de la cadena Hotelera Solanas, empiezan a averiguar y tratar de acceder a alguna documentación respaldatoria sobre la autorización de dicho proyecto inmobiliario. Con el antecedente de un deficiente Estudio de Impacto Ambiental, una fallida audiencia pública en el año 2015, dónde autoridades y desarrollistas, a pesar de boicotear la participación popular (poco tiempo de publicación, día y horario laboral y convocada en la otra punta del municipio), recibieron el rechazo comunitario, la empresa Grupo Portland empieza la demolición del antiguo Camping Mar Azul y alambra espacio público.
El proyecto que se propone construir en el Frente costero entre calles 36 y 37 en Mar Azul cuenta con 116 departamentos de entre 1y½ y 4 ambientes, piscina, solárium, zoom, etc, etc, y “tantas cocheras subterráneas como Unidades Funcionales”, no sólo viola la ley provincial 12257 sobre el Código de Aguas de la provincia de Buenos Aires, sino que además pone en serio riesgo el acuífero por la probabilidad de salinización de las napas, pone en riesgo el ecosistema dunícola y varios problemas más comentan vecines que participan en la Asamblea autodenominada por la Duna y el Agua.
El sábado pasado, con la presencia de alrededor de 80 vecinas y vecinos de Villa Gesell, Mar Azul, localidades cercanas, centro de estudiantes de la escuela secundaria, organizaciones sociales y ambientales se convoca a una tercer Asamblea en la que además de compartir las últimas novedades, escuchar los informes de las comisiones ya organizadas y las ideas y propuestas de les asistentes, les referentes de la Asamblea anunciaron que se habían iniciado el día anterior acciones legales solicitando una medida de amparo que detenga éste ecocidio y se repare el daño ambiental.
Luego de hacer guardias permanentes para impedir que se finalice el alambrado y continúen destruyendo el médano costero, habiendo organizado comisiones de trabajo en la que vecinas y vecinos se fueron incorporando según sus conocimientos e intereses, y a pesar de no haber sido recibides por ninguna autoridad municipal para dar explicaciones, la Asamblea se mantiene en firme estado de alerta permanente, exige se cumplan las leyes de protección ambiental y dejen de hacer negocios a espaldas del pueblo.
Ante afirmaciones del intendente municipal, Gustavo Barrera, en medios locales anunciando que dicho proyecto estaría aprobado y que no dañaría el ambiente, la comunidad organizada responde que de ninguna manera: Mar Azul no va a permitir que el mega proyecto Solanas se instale en el lugar, que no responde a la forma de vida tranquila ni al entorno socio ambiental de Mar Azul. Y encima es ilegal, afirman.
El avance de éstos mega proyectos inmobiliarios, promovidos e impulsados por funcionarios y gobiernos desarrollistas, corruptos, que negocian el presente y futuro ambiental para que unos pocos se llenen los bolsillos; el pasivo ambiental, la degradación de nuestro mayor recurso que es la playa, la salinización de las napas y varios riesgos inminentes serían los dividendos para la comunidad y las generaciones futuras.
Éstas denominadas “inversiones necesarias para el crecimiento” cómo menciona Barrera son una estafa se lo mire por donde se lo mire y cuenta con el apoyo de una oposición cómplice que se hace la desentendida. Debemos rechazar de plano cualquier proyecto que beneficia a un puñado de empresarios y sus cómplices dentro del gobierno, provocando un daño ambiental irreparable y del que después nadie se hace cargo, como pasa en todas las costas en las que el avance inmobiliario ya ha provocado y lo sigue haciendo una gran erosión del Frente costero, dejando localidades prácticamente sin playas; que es el bien que estamos defendiendo.